Una de mis canciones preferidas de Silvio Rodríguez dice: Mi unicornio azul ayer se me perdió; pastando lo dejé y desapareció.
Tal vez todos necesitemos tener nuestro unicornio, imagen onírica, mito de pureza, para cabalgar hacia la realización de las metas soñadas cuando aún, en nuestra inocencia, la vida no nos ha cubierto con un manto de realidad que pesa como una losa.
Tal vez perdemos de vista a nuestro unicornio y cuando vamos en su busca, ha desaparecido.
Sin su poder, los sueños se desvanecen, sintiendo que nuestros pies son incapaces de llevarnos allá donde planeamos.
Fuerte guerrera sobre su lomo, débil criatura sin cabagaldura. ¿Dónde quedó mi unicornio azúl?
Si alguien sabe de él, le ruego información...
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