Hay despedidas que te marcan para siempre.
Se sienten como un desgarro, tanto si se expresan como si has de asumirlas en soledad al tomar conciencia de la irremediable ausencia.
. . . cuando alguien se va, el que se queda sufre más . . .
El que se queda no puede deshacerse del recuerdo que permanece en su cotidianidad, viviendo rodeado de las imágenes que un día se observaron al unísono, de los sonidos y los olores que invadían los sentidos en aquellos momentos que conformaron la historia común.
Aquellos que fueron lugares comunes forman parte del mundo en el que habita y por ello conserva la conciencia del dolor, percibiendo el vacío que deja el que se va, el breve espacio en que ya no está, pero evoca con nostalgia la forma y el calor que lo ocupaba.
Y como el cuerpo que ha sufrido una mutilación, la mente del que se queda continúa sitiendo ese miembro que le fue amputado.
Depende de quien , de cuando ,de donde y de que forma se nos va.
ResponderEliminarSiempre dependera de quien , de cuando , de donde y de como se produce ese abandono , esa despedidad .
ResponderEliminarPor fin!!!
ResponderEliminarAunque ya lo había visto, ahora he podido detenerme y recrearme en su lectura.
Algunas cosas me han emocionado mucho y lo sabes.
No sé si hago el comentario "donde" debo pero creo que da igual, solo quería decirte que me encanta.
Besos